Bertolucci realiza un
pelÃcula de alto contenido polÃtico pero analizando el comportamiento
conformista del protagonista. Es precisamente ese análisis psicológico lo que
mantiene el interés de la pelÃcula. Te hace imposible sustraerte a ella, y conformarte
con solo ver los treinta primeros minutos. Siendo el último plano El último plano de la pelÃcula, el que a mi modo
de ver muestra la explicación a ese
conformismo.
El film aborda el concepto de traición y
su correspondencia con la identidad moral de la lealtad.
El protagonista Marcelo Clerici, busca acallar su
conciencia tras el asesinato de un homosexual refugiándose en una ideologÃa de
masas, dominante en ese momento en Italia, que es el fascismo.
Mientras Marcello acuerda
su ingreso en la policÃa secreta, su
amigo Italo (arquetipo del pueblo italiano), está dando una locución de radio
enalteciendo con ardor la alianza germano-italiana. Italo es ciego, (licencia alegórica del
director, para reflejar la ceguera voluntaria
en la que se suma Italia durante el fascismo). El mito ideológico no se
sostiene mucho tiempo y a medida que se desarrolla la pelÃcula éste se va
desmoronando
De hecho, el alto cargo de la policÃa secreta que habla con Marcello lo deja claro cuando dice que "Sólo unos pocos creen en el fascismo. Unos nos apoyan por miedo y otros por dinero".
Otro gran poder está ahÃ
también, el de la Iglesia. Las escenas
en las que se plasman las conversaciones en torno a la religión, cuando
Marcello le dice a su futura esposa que "El cura da la absolución a todo
el mundo". El poder del Estado fascista comparado con el de la
Iglesia): "El cura da la absolución a todo el mundo", lo importante
es someterse a su autoridad.
La ideologÃa imperante (fascista), a pesar de ello no
implica que fuera la que subyace en la
mente de la mayorÃa del pueblo italiano. Vuelvo a repetir e comentario del
alto funcionario: “se es fascista por miedo, por dinero... son muy pocos
quienes creen en el fascismo”.
Al amparo de esta ideologÃa cree justificar su asesinato,
pues homosexuales y judÃos no merecen vivir en esa sociedad dominante de
hombres fuertes Una vez aceptado por ese
grupo dominante y en el seno del poder que lo sustenta, se siente seguro y no
duda en afirmarse de su acción cometiéndola otra vez, ahora matando a su
antiguo profesor marxista. Pero en su viaje y estancia en Paris, su salida del
ambiente seguro, le hará replantearse su existencia.
Ya los primeros planos de la pelÃcula en los que Marcello Clerici, el protagonista,
aparece en los inmensos espacios (neoclasicismo fascista) de un edificio
gubernamental. Muestran de forma clara
la megalomanÃa del fascismo, de hacer sentir su poder sobre los
ciudadanos, espacios gigantescos y frÃos. Instrumentos anuladores de la voluntad
del individuo hasta fundirla en una masa amorfa moldeada por el Estado, ese
ente personalizado por el lÃder (Mussolini).
El modelo organizativo es claro: jerarquizado
al máximo, es el tÃpico piramidal con el lÃder en el vértice, sin moral,
instrumentalizando la religión como aliada. Con el fin de perpetuarse
indefinidamente (como todas las dictaduras, tanto sean de derechas como de
izquierdas; da lo mismo). Con selección de personas afines,
sin tomar en cuenta la competencia de los mismos para la labor, no importa su cualificación o capacidad, solo
su lealtad, fidelidad y obediencia máxima. Al fin y al cabo Flavio
Julio Nepote Emperador del Imperio Romano de Occidente
en el siglo V, sentó ya los precedentes sobre la forma de elegir a los cargos
de su sequito, basados únicamente en el parentesco.
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